Una, dos, tres guelaguetzas – Isidoro YESCAS
Isidoro YESCAS
Las fiestas de la guelaguetza organizadas por el gobierno del estado, y que tienen su punto culminante con el primero y segundo Lunes del Cerro, ya no son, en estricto sentido, espacios para recreación de los oaxaqueños y oaxaqueñas pues no solamente se han convertido en un espectáculo folklórico dedicado al turismo nacional y extranjero, con su consiguiente mercantilización, sino también en foros de los gobernadores en turno para hacer relaciones públicas y usarlos como pasarela política en años electorales.
Como alternativa a esta guelaguetza oficial se han multiplicado fiestas similares que en este mes de julio se celebran en forma gratuita en una decena de municipios de los Valles Centrales.
En el 2006, la sección 22 del SNTE y la APPO promovieron la primera Guelaguetza Magisterial y Popular como una forma de protesta en contra del gobierno de Ulises Ruiz. Y desde entonces este evento cultural y político lo hizo suyo la sección 22 del SNTE no solamente para abrir un espacio de recreación abierto a todo el público sino como una tribuna para posicionar sus demandas sindicales y políticas .
Una década después, esta Guelaguetza Magisterial y Popular vuelve a ser noticia pues en el contexto de su movilizaciones de protesta y de los violentos sucesos ocurridos en Nochixtlán, la dirigencia magisterial tomó la decisión de dedicar la edición de este evento a los caídos el domingo 19 en este municipio mixteco. De ahí la justificación para grabar y subir a redes sociales el video promocional de tal evento utilizando algunas imágenes de unidades quemadas y leyendas de protesta alusivas a lo ocurrido ese fatídico día en Nochixtlán, decisión que ha provocado reacciones a favor y en contra pues más que invitar a una fiesta tal parecería que su intención es denunciar y dejar constancia de la inconformidad del magisterio por lo que juzgan un atropello y abuso de poder de la PFP y demás cuerpos policíacos.
Pero una polémica similar ha causado la determinación del gobierno del estado, vía FIDELO y la Secretaría de Turismo y Desarrollo Social, para convertir el auditorio Guelaguetza y los espacios adyacentes en una zona para construir al vapor y de última hora obras que como las escalinatas y el adefesio de puente peatonal y, con antelación, la construcción de baños vip dentro del auditorio, el costoso y cuestionado estacionamiento y el sinfín de reparaciones que se han realizado a la velaría, obra levantada por el gobierno de URO y que su sucesor la mantuvo, pese a la exigencia ciudadana para removerla.
No debiera extrañarnos que en todas estas obras el denominador común sea la improvisación, sus altos costos, la falta de transparencia en su asignación, el uso de materiales de dudosa calidad y la ambición corruptiva del exsecretario de turismo, José Zorrilla, y sus socios y cómplices del gobierno del estado cercanos al jefe del poder ejecutivo, para seguir haciendo negocios con la obra pública hasta el último día del sexenio a costa de violar leyes y atentar en contra del patrimonio cultural de los oaxaqueños.
Habría, entonces, que colocar en la balanza quién ofende más a los oaxaqueños y oaxaqueñas: si quienes desde la sección 22 del SNTE politizan la festividad de la guelaguetza para llamar la atención de la opinión pública nacional e internacional sobre lo que ocurre en Oaxaca, o los funcionarios de primer nivel del gobierno del estado que se trepan también en la principal fiesta de los oaxaqueños para lucrar con los recursos públicos improvisando obras mal hechas y de alto costo que, además, violan leyes y reglamentos relacionados con la preservación de un patrimonio histórico y cultural como el Cerro del Fortín.
Twitter: @YescasIsidoro
Julio 17 del 2016.